Penultimátum
Intolerancia eclesial
La Jornada
La declaración del arzobispo Silvano Tomasi, observador permanente del Vaticano ante la ONU (comentada aquí el viernes pasado), de que son mayores los casos de pederastia y abusos sexuales en las iglesias protestantes de Estados Unidos que en la católica y que son un hecho frecuente en las comunidades judías... En el campo de las definiciones, hay otro insigne: el cardenal español Antonio Cañizares, quien expresó que los abusos físicos, las injusticias, la explotación económica y las violaciones cometidas contra mujeres en los colegios católicos de Irlanda (especialmente los de la orden de María Magdalena) "no son comparables con lo que está ocurriendo con el aborto, con más de 40 millones de seres humanos que se han destruido legalmente"... Cañizares condena el uso del preservativo como medio de lucha contra el sida. Su infortunada comparación, además de mostrar su desprecio por miles de mujeres víctimas de incontables abusos en Irlanda, es parte de la andanada contra las reformas a la ley del aborto que sometió a consideración de los diputados el gobierno español. Las reformas, al igual que el matrimonio entre homosexuales, las campañas en favor del uso del condón como medio para evitar enfermedades y de la píldora del día siguiente para proteger a la mujer de embarazos no deseados, convirtieron al presidente Rodríguez Zapatero en la encarnación misma de Satán. Contra él la Iglesia vuelca ahora todo su poder e intolerancia.
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