domingo, 26 de abril de 2009

La censura como argumento

La Iglesia y el muralismo en Cuautla:
cincuenta y siete años de censura
Yendi Ramos
Todo estaba listo. El cine Narciso Mendoza sería inaugurado el 6 de enero de 1952. El propietario, el señor Manuel Gual Vidal, contrató a Arturo Estrada para que pintara la historia de Cuautla en un muro de aproximadamente cincuenta y siete metros cuadrados. Un día antes de abrir al público, este recinto fue bendecido por el sacerdote del pueblo. Pero hubo una condición. El cura Lorenzo Vergara solicitó al arquitecto Leopoldo Portillo que se modificaran los rostros de los sacerdotes, por tener “caras de asesinos”.

Estrada, discípulo del muralismo mexicano, había representado una escena de la Santa Inquisición. “Era yo muy joven, si no, los hubiera pintado con rostros más duros” , afirma tajante el artista a sus ochenta y tres años. Lleva en la mirada el orgullo de haber sido uno de los cuatro jóvenes que recibieron las últimas clases de pintura que impartió Frida Kahlo en La Casa Azul de Coyoacán.

No hubo tiempo de modificar el mural, ni siquiera de avisarle al pintor. Con la premura y la exigencia de la autoridad religiosa de aquella época, colocaron unos cartones para cubrir casi catorce metros cuadrados.

El cine, que a finales del siglo XIX fue el principal centro de recreación morelense con el nombre de Teatro Carlos Pacheco , fue inaugurado.

“Los periódicos de aquella época callaron –refiere el cronista de la ciudad, Sergio Hernández– El polígrafo, el Qué y Cuarto Poder, diarios con tendencia burguesa aludieron el evento con magnificencia: regia inauguración.”

Pero los grupos católicos de la región no quedaron conformes. Así es que, pasado el día de la apertura, los aludidos rasparon una parte del mural. “Quizá se cansaron” dice Hernández, porque optaron por cubrir con pintura blanca lo que se les hacía ofensivo.

Así, durante cincuenta y seis años, el pasaje titulado El Santo Oficio en un acto de fe para escarmiento de los herejes quedó oculto bajo seis capas de pintura.

La Jornada Semanal, 26 de abril del 2009

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